miércoles, 17 de octubre de 2007

Matrimonio 6x1

Desde hace un tiempo mis amigas y yo hemos hecho un pacto tácito de juntarnos durante la semana a tomarnos unas cervezas, destrozar a los hombres (sobretodo a los nuestros) y recordarnos lo bellas y hermosas que somos, porque a veces se nos olvida.

Esta vez llegué con cervezas en una mano y con puchos en la otra. Por alguna razón me he convertido a la proveedora de cigarros de nuestras reuniones, soy algo así como la bodeguera, pero con estilo claro. Antes de llegar yo ya sabía por donde iban a transitar nuestras conversaciones de esa noche, iban a tocar el mismo tema que venimos tocando desde que la Gata nos contó que se casaba. El tema, el único, el necesario, el que nos pone eufóricas: señores y señoras con ustedes: El Matrimonio.

Si bien todas estamos en pareja y la mayoría desde hace mucho, las únicas dos que han pasado por ese "trámite", como lo llamarían los hombres, son Nicole y próximamente la Gata. Nicoles se casó hace unos años al salir embarazada y digo "al" y no "por" porque finalmente fue una decisión que se trató de tomar al margen de la panza que crecía sin parar. Si bien se celebró de la mejor manera, creo que a todas nos costó un poco la idea de perder a una de nosotras tan pronta y abruptamente. Creo que le dedicamos más tiempo al asombro y a la sopresa que al goce del evento y de la fecha. En ese entonces éramos más vulnerables a los cambios.

Esta vez, con el matrimonio de la Gata reaccionamos distinto. Si bien nos shockeó a todas al comienzo la noticia (porque siempre duele perder a una pero sobretodo porque siempre asusta pensar en que tal vez a una nunca le toque) tuvimos un tiempo para digerirlo y enamorarnos de la idea de ver a la Gata vestida de novia. De repente la boda de la Gata se había convertido en el evento del año, en nuestrto tema de cabecera. Tanta importancia le hemos dado que empiezo a sospechar que cada una en su locura de hormonas está viviendo los preparativos de la boda como si fueran suyos. Es decir, no es sólo la Gata quien se casa, con ella se casa Nicole nuevamente, Camila, María, Celeste, Paula y por supuesto, yo.

Me parece delicioso haber llegado a un grado de amistad tan profundo y sincero que no quepa la envidia que siempre es flaquita, estrecha y mañosa. Estamos disfrutando toda la pre como si fuera nuestra y estamos felices de ver a nuestra adorada Gata tan feliz e ilusionada. Pero al margen de esa generosa y solidaria empatía, sigue esta idea retorcida de vivir la historia de la Gata como si fuera nuestra. Nos estamos chupando toda su emoción y ya estamos bien zampadas. En nuestro inconciente dejamos de sentirnos pajecitas, damitas o violinistas, para alucinarnos las estrellas, las reinas, las impecables, las novias. La Gata no has permitido vivir por adelantado este sueño rosado que tiene casi toda mujer: casarse, tener una linda boda, un esposo perfecto pero sobretodo ser el punto de atención aunque sea por una sola noche.

Pero finalmente esa noche será la noche de la Gata y de nadie más que de la Gata. Nosotras estaremos paradas a un lado divagando en nuestra imaginación. Seguramente esa noche alguien se peleará con el pelmazo de su novio, otra se tomará todos los tragos hasta quedarse dormida en una mesa o hasta tal vez alguna reciba la resbalosa propuesta de casarse. Sea como sea al resto aún no nos toca.

Mientras tanto, sugiero disfrutar de nuestra aún soberanía, que aunque muchas veces querramos divociarnos de ella para cambiarla por un anillo y dos cepillos de dientes, sigue siendo deliciosa, libre y rebelde. Por eso me propongo disfrutar de la "S" de mi DNI, porque estoy segura que cuando la reemplace una "C", recordaré con nostalgia a mi "S" querida.

1 comentario:

el primo dijo...

cuenta conmigo, con mis 4 años y pico de relación más q la tuya para subirte la moral...
como el amigo san 'aguantín' decía... 'la envidia es la polilla del alma, que todo lo roe y lo reduce a polvo' (no puedo creer q todavia recuerde esa frase!)

por otro lado, me abstendré a decirle a mi señora q se meta al blog... no se vaya a contagiar...

un beso!