viernes, 12 de octubre de 2007

Capítulo I: Sexo con 200 mujeres y un hombre

Ayer tuve la valentía y la poca dignidad de asistir al último show de Carlos Galdós, que hace todos los jueves en el Satchmo donde los únicos que no están invitados son los hombres, por eso se llama "Sólo Mujeres". Una amiga que trabaja en un canal de cable tenía entradas gratis y no sé por qué pensó en mí al momento de invitarme. Espero que haya sido por mi gusto por el teatro y no por haberme asociado con el perfil de esas mujeres histéricas y solteronas que hacían cola desde la siete de la noche para ver a Galdós.

Nos tocó compartir la mini mesa con dos narradoras de noticias también de un canal de cable. Al principio fue un simple saludo pero luego terminamos en complicidad cuando despotricábamos el menú y la conchuda regla de tener que consumir la suma mínima de S/.30. Más que el Satchmo parecía el Lima Golf, pero con olor a aceite Primor.

Comprobé que la puntualidad que se trataba de establecer en el país estaba bastante abandonada. El show debía empezar a las 8, eran las 9 y en el escenario sólo había un argentino hablando de su peluquería e intentando demostrarnos a todas, gracias a una camicace del público, lo simple que era hacerse un cambio de look. Aluciné que la gente hace mucho por plata pero a veces hace mucho más por no pagar. Un cambio de look en 5 minutos, no hay forma! Ni zampada!

Finalmente apareció Galdós haciendo un striptease bastante malo, aunque siendo sincera todos los stripteases siempre me han parecido bastante malos. Jamás he entendido por qué debería excitarme ver a un hombre sacándose la media de fútbol en cámara lenta. Pero bueno son íconos y clichés y como buen vendedor, Galdós sabe que un stirptease vende, sobretodo si hay 200 mujeres sedientas por sexo, fama y una tonelada de dignidad.

La dinámica del show me pareció innovadora y eso es un mérito del esposo de la peluquera (la esposa de Galdós es la jefa o socia del argentino evangelizador de las 9 de la noche). A diferencia de un unipersonal, esta vez era un diálogo entre él y su público, claro que un diálogo un poco déspota porque él hablaba y las mujeres opinaban. Recuerdo haber ido a distintos shows y ver a la gente disfrutar como locos cuando el showman se acercaba al público a cuestionarlos, burlarse de ellos o a pedir su colaboración para... burlarse de ellos. Entonces Galdós, como buen vendedor, sabía que eso funcionaba y funcionó.

El tema del evento eran los hombres y todas esas cosas que nos pasan de vueltas a las mujeres. Nada nuevo. Ya había escuchado mil veces sobre hombres haciendo el amor con medias o de la complicidad que existe entre un hombre y sus amigos. Pero al pareces citar esos ejemplos volvía locas a las mujeres, sobretodo cuando se hablaba de sexo, que fue el 80% del show.

Yo me había abstenido de participar. No veía por qué tenía que contar mis roches o desgracias con desconocidas. Una llegó a contar que se había casado con un hombre que había terminado siendo más gay que Elton John y lo peor de todo es que se llamaba Cesarina. Galdós le preguntó si le habían puesto ese nombre por haber nacido por cesárea. Otra comentó que una vez había estado con un hombre tan agraciado que no había podido sentarse en 3 días. Muy fuerte.

Finalmente y de manera de catarsis Galdós sacó un muñeco de trapo, como los muñecos de budú y empezó a pedir participantes para clavar estacas maldiciendo eso que les llegaba de los hombres. Por no más cachos, por no más fútbol, por no más mentiras. Y en el medio de esa violencia salió mi mujer estúpida y necesitada de venganza. Galdós buscaba entre la gente más candidatas para aniquilar al muñeco y yo levanté mi voz para que se acercara a mí. Y con el micrófono muy cerca de mi boca grite: odio que a los hombres les cueste tanto comprometerse, hace 6 años que estoy con mi enamorado y todavía no me pide que me case con él. Y juash! clavé la estaca. Medio minuto después sentí muchísima vergüenza. ¿Qué había hecho? Había confesado uno de mis traumas frente a desconocidas y frente a un camarógrafo, pero lo peor de todo es que me había comido el cuento de que clavar una estaca en un muñeco podría quitarme esa angustia. Nada más falso.

Al final del show Galdós tuvo la genial idea (no les digo que es un gran vendedor) de compartir con todas "sus mujeres" un video de su esposa y de su hijita. A mí me pareció asqueroso ese acto, pero al resto parecía fascinarles. Los "ahhhhhhhhhhhhhhh" se dibujaban en la boca de todas. Aproveché la cursilería y los bostezos de mi amiga para escabullirnos antes de que terminara el video. Así no agarramos tráfico, le dije, pero lo cierto es que no era que a mí me jodiera tanto zamparme ese video o verme en el medio de un tráfico, lo cierto es que yo me largar antes porque no estaba dispuesta a develar mi identidad frente a todas cuando las luces se prendieran. Ya me había expuesto demasiado.

De regreso a mi casa, me puse a pensar en lo mal que me había sentido por mi declaración. Pero después me di cuenta que en realidad mi situación no estaba tan mal. Sería una lorna por no poder conseguir que mi novio se quisiera casar conmigo pero por lo menos tenía un novio, y no tengo bigotes ni patillas, y no soy secretaria de un mañoso, y no me gustan esos shows y no los necesito y no tomo tragos dulces y no tengo estrillas ni 36 años. Lo demás, son huevadas.

2 comentarios:

Unknown dijo...

querida amiga, de tartamuda no tienes nada. no dudaste ni un segundo al lanzar al aire tu mas guardado secreto y te aseguro no tartamudeaste. bien porque yo tambien me hubiera ido 10 min antes de que termine el show, y bien porque hablaste de lo que mas le temen las mujeres! las mariconadas de los hombres que no se comprometen, ni con anillo, ni con pañales...
espero con ansias tu segunda publicacion! adios tartamuda!

Yvis Alú Falconi dijo...

caí en tu blog de casualidad tengo muy poco en tiempo en esto, pero al leer este post tuyo me intereso y decidi escribirte.
no siempre es malo que un hombre vea futbol, raramente me encanta el futbol y a mi novio no, al igual que tu no le veo gracia a los striptease, y sientete segura de que si no te ha pedido matrimonio es solo "inseguridad"
eres tradicionista supongo ... por qué si no por qué no se lo has pedido tú ? no perderias nada, solo orgullo que igual es nada.
espero pases por mi blog
saludos yvis.